La riqueza culinaria, alimentaria y biocultural de nuestros pueblos originarios en Xochimilco y Milpa Alta está al borde de la extinción debido al acelerado crecimiento urbano, la corrupción y el abandono. Sin embargo, las cocineras de estas regiones siguen produciendo una comida que no sólo alimenta y cura el hambre, sino también preserva la salud del cuerpo.